En esa época Tomás tenía 13 años iba a suspender ese
año matemáticas y repetir. Un día llegó un niño nuevo a clase se llamaba
Guillermo.
Guillermo era un niño pálido, callado; no hablaba
mucho, al cabo de unos días, vieron que era un poco introvertido pues no se
relacionaba mucho, pero era un niño muy educado.
Un día, se
fijó en que Tomás no sabía matemáticas y él se ofreció a ayudarle. Tomás vio su
billete de aprobar y aceptó, ya que Guillermo sacaba muy buenas notas.
El martes empezaron las clases y vio que le fueron
muy bien. Cada día Guillermo iba y le ayudaba. Guillermo tenía unas condiciones
un poco extrañas, la primera es que no necesitaba dinero, lo hacía gratis, la
segunda es que siempre entraba cuando no hubiera nadie en casa, pues decía que
le podían molestar, y la tercera era que él se encargaba de traer los libros. A
Tomás le daba igual las condiciones aunque de vez en cuando se preguntaba por
qué.
Cada vez sacaba mejor y mejor notas. Un día, se dio
cuenta de que no terminaba nunca las clases ya que jamás se enteraba del final
porque se quedaba dormido. Una vez, él no pudo ir al cole porque estaba malo,
su madre no sabía la enfermedad, tenía mucha fiebre y cuando vino Guillermo no
le pudo dar clase. Cuando se fue vio que Guillermo se había olvidado sus libros
y tuvo la tentación de ojearlos. En cuanto los vio de llevó un gran susto, ya
que vio que varias páginas estaban manchadas de sangre, justo dos gotas. Estuvo
seis días malo y cuando volvió Guillermo no estaba, le dijeron que llevaba
cinco días malo, Tomás se asustó ya que creía que se lo había pegado, y le
preguntó al director su dirección, aquella tarde fue a verle.
Lo primero que le sorprendió fue la dificultad de
entrar en su casa en coche porque su
calle era peatonal. Su casa estaba en un callejón y era un pareado, una casa
muy oscura que casi no le llegaba la luz del sol. A Tomás el miedo le inundaba
el cuerpo, cada escalón de su casa chirriaba, vivía en el tercero, el último de
los pisos, en cuanto llegó vio que se dividía en A y B probó suerte en el B. En
cuanto abrió la puerta se encontró con una chica joven, de pelo rubio. Tomás le
pregunto por Guillermo, le describió perfectamente, la chica no sabía de quien
hablaba y le sugería que preguntara al señor de frente que llevaba viviendo
aquí toda su vida, y eso hizo Tomás. Cuando llamo al tercero A se encontró con un hombre mayor, y le
pregunto por Guillermo, un niño de 13 años pálido y silencioso. El señor dijo
que sí, alguna vez había vivido en el B un tal Guillermo, pero eso fue ya hace
30 años cuando él tenía la edad de Tomás, y que Guillermo se fue ya que su
madre y su hermana se habían muerto desangradas, por lo que los médicos dedujeron que debían
tener una enfermedad en la sangre llamada hemofilia. Le comentó que a Guillermo
no le afecto mucho su muerte se le veía tranquilo, y dijo que lo último que se
acuerda fue que su padre ya estaba muerto, no le respondió nada más. Tomás se
fue corriendo lleno de terror, le entraban hasta nauseas.
Ese día fue
el último día que habló de Guillermo, ahora solo era un recuerdo del pasado,
aquel año Tomás aprobó matemáticas, pero nunca más le ayudó otra persona.
Javier Sánchez Esperón 2 ºESO L