Un lunes 28 de agosto de
1742, ocurrió una cosa muy extraña.
Una
familia de dos niñas y dos niños, venían de un viaje. El viaje fue largo y
pesado porque ya había anochecido. Llegaron por fin a su casa. Aparcaron el
coche en el garaje y metieron las cosas en el ascensor, cuando se abrió el
ascensor vieron un papel un poco raro. Lo leyeron y decía: “Este fin de semana
ha habido un secuestro a 4 personas del edificio estén atentos y no duden en
llamar a la policía si ven algo raro o fuera de lo normal”. Todos se quedaron
llenos de miedo y los dos hijos pequeños empezaron a tener mucho miedo y a
llorar. Subieron a su casa que era el ático del primer bloque y se acostaron
todos menos el hijo pequeño que se quedó en la cama sin dormirse. A las 2:43 de
la madrugada el hijo pequeño se despertó porque escuchó la puerta de la casa
abrirse. Empezó a tener miedo se escondió debajo de la sábana y poco a poco se
escuchaban más cerca los pasos. El niño sudaba y temblaba como si tuviese
“Párkinson”. Los ruidos de las pisadas eran más de uno y llegaron al final del
pasillo y dieron la vuelta, entraron en la habitación donde él estaba y de
repente, se escuchó un grito en la
habitación de sus padres, se quitó la sábana y vio a un hombre con barbas
delante suya, antes de podre gritar le tiró un tiro en la cabeza y murió. Todos
sus hermanos se levantaron y a todos los raptaron. Murieron todos de hambre y
nadie les conoce.